El Señor viene:
Viene para estar con nosotros, en
cada una de nuestras situaciones.
Viene para vivir entre nosotros,
a vivir con nosotros y en nosotros.
Viene a llenar las distancias que
nos dividen y separan.
Viene a reconciliarnos con Él y
entre nosotros.
Viene en la historia de la
humanidad para tocar a la puerta de cada hombre y de cada mujer de buena
voluntad, para ofrecer a los individuos, a las familias y a los pueblos el don
de la fraternidad, de la concordia y de la paz.
Por este motivo, el Adviento es
por excelencia el tiempo de la esperanza, en el que los creyentes en Cristo
están invitados a permanecer en espera vigilante y activa, alimentada por la
oración y por el compromiso concreto del amor.
(Benedicto XVI)
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